Sobre el origen de la
arquitectura minimalista se puede decir es una versión corregida y extremada
del racionalismo y de la abstracción con que las artes responden a la aparición
revolucionaria de la industria a finales del s. XIX. La nueva arquitectura
rechazaba la tradición de estilos que habían constituido durante siglos su
repertorio constructivo, en un intento de evitar todo simbolismo y
subjetivismo. El destino final es obtener la forma elemental y universal.
Otros consideran que el
minimalismo es el penúltimo estadio del clasicismo que recorre la cultura
occidental. En este sentido está la influencia que la sobria arquitectura
japonesa tiene sobre muchos diseñadores e interioristas occidentales
contemporáneos. Es conocido el impacto que tuvo la presencia del sencillo
pabellón japonés Ho-o-den en la Exposición Universal de Chicago de 1893.
Sin embargo, el minimalismo
arquitectónico propiamente dicho surge a finales de la década del 60 en Nueva
York, pero sus orígenes están anclados en Europa, en las primeras ideas del
arquitecto alemán Ludwig Mies Van Der Rohe, uno de los arquitectos más
influentes del siglo XX.
En los años 60, Mies Van Der
Rohe participa en Nueva York del movimiento del arte mínimo y geométrico en las
artes visuales. Su versión del racionalismo y posteriormente del funcionalismo,
se han convertido en modelos para el resto de los profesionales de su siglo. A
lo largo de su vida profesional luchó por conseguir una arquitectura de
carácter universal y simple, que fuese honesta en el empleo de los materiales y
en las estructuras. Su obra se destaca por la composición rígidamente
geométrica y la ausencia total de elementos ornamentales, pero su poética
radica en la sutil maestría de las proporciones y en la elegancia exquisita de
los materiales (en ocasiones empleó mármol, ónice, travertino, acero cromado,
bronce o maderas nobles), rematados siempre con gran precisión en los detalles.
Su influencia se podría
resumir en una frase que él mismo dictó y que se ha convertido en el lema de la
arquitectura de vanguardia de la primera mitad del Siglo XX, la famosa: "menos
es más".
Ya en la década del 70, el
minimalismo alcanza su madurez como una forma de reacción a los estilos recargados
de la época (como el pop art) y la saturación comunicacional dentro del
universo estético.
Pabellón Alemán, diseñado por Mies Van de Rohe en motivo de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Fue demolido en 1930 y reconstruido en 1986.
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